No se porque me gusta escribir.
Comunicar lo que yo pienso acerca de la vida que pasa por mis días y estamparlo.
Tomas las frases que escucho y darles vueltas en mi cabeza para saber cómo y en qué momento puedo escribirlas para que alguien las lea , cómo si a alguien le interesara ver la vida a través de mis ojos. Finalmente a nadie le interesa el otro. No son mis palabras las que resuenan al lector sino el cómo estas palabras vibran a su vida y qué mensaje egoísta le puedan brindar. Quizás algún conjunto de letras que llegue a mis manos podría darle la solución a esa vida, o a ese día, o al minuto en el que chocaron esos ojos con esas letras.
Yo leo para entenderme, para cuestionarme, para reflejarme en otros. Así de egoísta también. Yo leo para comprender el mundo afuera de mi cuerpo, por lo general en cuerpos de hombres ya mayores , de caminar lento. No he congeniado nunca con poetizas como con los poetas. Porque se alejan de mi y mi contextura, de mi alrededor.
Yo escribo porque me gusta, y no sé porque me gusta. Puede ser que al encontrar las frases precisas, que suenen acorde al significado y a la fonética, incluso el que se vean bien juntas o separadas sienta el placer infinito que se siente al ver una tarea bien realizada. No sé.
No me gusta escribir para otros. Escribo para mí.
Antes escribía para otro…Antes.
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